Quien tenga algo de tiempo para observar la realidad de las organizaciones, se estará dando cuenta de que ha llegado el momento de empezar a repensar muchos de los viejos paradigmas que las sostienen de forma inmutable desde hace años.
El entorno cambiante, el nuevo perfil de los empleados (más exigentes y reivindicativos) y la irrupción de nuevas prácticas de gestión de personas (real practices, equipos auto-gestionados, la figura del líder coach, etc…) hacen cada día más necesario iniciar un proceso de cambio.
Pero esto del cambio organizacional no es nuevo.
La disciplina del Change Management lleva tiempo con nosotros. Lo que quizás sea necesario renovar sea el enfoque de dicha disciplina y los profesionales que se necesitan para llevarlo a cabo.
Como veis, Las viejas recetas ya no funcionan, parten de premisas obsoletas:
La heurística sustituye al determinismo
Los enfoques deterministas que sostienen que cada problema organizacional tiene una solución dada no se sostienen y son poco eficaces. Frente a esta perspectiva ganan peso otros enfoques como la heurística y la experimentación organizacional. Estos campos, que proceden de disciplinas como el customer development, lean manufacturing, prototipado o el método científico defienden el aprendizaje continuo como forma de resolver tensiones organizacionales.
Una vez identificada una tensión (hipótesis de partida), la organización debe diseñar y ejecutar intervenciones para mitigarla. Pero no de cualquier forma: se deberá probar rápido y a bajo coste siguiendo el proceso de la investigación científica: hipótesis -> experimento -> resultados -> decisiones. Si el experimento resulta exitoso, se deberá pensar en escalarlo a toda la organización. Y si no, vuelta a empezar.
La integridad de la persona frente a la persona como recurso
Quizás estaréis conmigo cuando diga que la concepción científica del trabajo de Taylor sigue vigente aún hoy en muchas organizaciones. Esta visión considera a las personas como un recurso y entiende que la mejora en la organización pasa por optimizar el rendimiento que obtenemos de ella.
Frente a esta visión, más propia del siglo pasado, se empiezan a extender en las organizaciones más avanzadas otro tipo de relaciones y prácticas que ponen a la persona en el centro: ¿por qué debemos de dejar de pensar en nosotros mismos cuando estemos trabajando? ¿Por qué no creamos contextos de trabajo en los que se genera confianza para expresar las necesidades y sentimientos de las personas? Este tipo de prácticas son ya comunes en las organizaciones más avanzadas y son un imán para los empleados más talentosos.
No es nuestra intención detallar en este post los nuevos enfoques y disciplinas que exigen hoy los procesos de cambio. Más bien queremos provocar y llamar a la reflexión:
Y tú y tu organización, ¿en qué punto estáis? ¿Estáis incorporando ya esta nueva forma de pensar en el cambio? ¿Estáis introduciendo prácticas con foco en personas que atraigan, retengan y desarrollen el talento? ¿Estáis incorporando en la organización procesos, herramientas y habilidades de campos como Systems Thinking, resolución creativa de problemas, experimentación, teaming y co-creación, agile thinking o learnability? ¿Lo deberías empezar a hacer?
Si estás interesado en saber más sobre todo ello no dudes en contactarnos, somos unos apasionados del cambio, de las personas y de la mentalidad de crecimiento. Resolvamos juntos este reto complejo. Nosotros y nuestra comunidad de entrenadores multi-disciplinares estamos felices de seguir experimentando y aprendiendo juntos.