Skip to main content
product lab

Cómo medir productos operativos – Data for Product

Paco Crespo es un gran profesional de producto con más de 20 años de experiencia que ha pasado por varias empresas desde Telefónica hasta Spotahome o la Nevera Roja entre otras, y que actualmente es CPO en Bipi, y entrenador y Product Leader Expert en The Hero Camp, laboratorio de aprendizaje para el futuro del trabajo. En esta ocasión nos presenta esta Masterclass de Product Data sobre cómo construir y medir productos operativos.

¿Cómo construimos un producto?

Muchas veces nos encontramos con el problema de que las funcionalidades están desordenadas y esto nos lleva a problemas de escalabilidad y medición, entre otros. Para empezar, podemos definir un producto como un conjunto de funcionalidades ordenadas y basarnos en el siguiente esquema para su construcción:

Cuando nos ponemos a conceptualizar producto pensamos en los diferentes pasos:

Tengo una idea, la segmento (¿para quién?), pienso si esa idea soluciona un problema o aporta un beneficio a nuestro segmento de clientes (la propuesta de valor), y una vez he llegado hasta aquí es cuando debo validar si esto es viable o no. Por ejemplo, podríamos pensar que el teletransporte es una idea maravillosa pero en la práctica no es viable porque no tenemos forma de llevarlo a cabo.

Normalmente los problemas dentro de la construcción de un producto suelen llegar cuando tenemos que ordenar el proceso, es decir, a la hora de montar la arquitectura funcional en una operativa porque se generan problemas en el momento de hacer algo escalable y eficiente.

Para entender esto, tenemos que tener en cuenta que un producto tiene tres capas:

  • Arquitectura técnica (IT)
  • Arquitectura de la información (UX/UI)
  • Arquitectura funcional, es decir, el orden de las funcionalidades (Product Management)

Esto es muy importante porque para hacer producto y que sea escalable necesitamos tener en cuenta las tres sin olvidarnos ni dejar de lado ninguna de ellas.

Un producto operativo necesita que se defina previamente el servicio, una vez lo tengamos, la máquina de estados y posteriormente el producto sobre esa máquina de estados.

Nunca debemos definir el producto sin tener en cuenta la máquina de estados y el servicio porque entonces obtendremos un producto desordenado.

Si quieres profundizar más en las máquinas de estado, puedes leer un post que publicamos hace un tiempo y que está disponible aquí.

Arquitectura funcional

Una arquitectura funcional define estados con acciones dentro de ellos y eventos que nos llevan a otros estados hasta que llegamos al estado final, es decir, cuando se ha completado todo el flujo.

Si tenemos un proceso con esta estructura vamos a poder medirlo, automatizarlo, hacer follow up y tomar el control en tiempo real.

Tomando como ejemplo el flujo de un producto de reparto de comida a domicilio, podríamos obtener lo siguiente:

Y a partir de esta estructura podríamos construir un dashboard de producto del estilo del siguiente:

Es común trabajar moviendo KPIs de negocio y son útiles para saber cómo va tu negocio pero no te sirven para entender cómo tiene que evolucionar tu producto. Sin embargo, los dashboards de producto te indican qué palanca tienes que tocar para mover ese KPI. Es decir, la utilidad de estas mediciones es poder descubrir dónde están tus problemas de operativa y cómo resolverlos.

 

Algo muy positivo que tiene tener el producto perfectamente troceado, es decir con una arquitectura funcional correctamente definida, es que cuando subes varias funcionalidades puedes distinguir el impacto que ha tenido cada una de ellas.

Localizadores

Es muy importante que definamos localizadores o identificadores únicos para cada proceso dentro del producto para poder cruzar datos y gestionar la operativa.

En la siguiente imagen podemos ver un posible ejemplo de la formación de localizadores para una compañía aérea:

Para concluir

Un producto sin arquitectura funcional va a ser un producto desordenado que va a implicar muchos problemas a la hora de evolucionarlo y, si no tenemos un localizador que defina la trazabilidad entre procesos también va a dificultar su evolución.

 

Autora: Iria Calvelo Rivera

Fellow researcher en The Hero Camp

Consultora Freelance | Product Manager

Escribir un comentario